Esta obra es un viaje a un mundo femenino recordado por un niño. Un mundo de recuerdos, donde se superponen los tiempos vitales y de narración y donde los personajes dejan de ser ilusiones idealizadas para enfrentar un destino en muchos casos de una dolorosa invisibilidad. Se habla de mujeres comunes, en un mundo donde no tienen muchas opciones y donde sus propios medios económicos, intelectuales y laborales no les bastan para asegurar una vida más o menos estable.

Estas mujeres viven en una sociedad donde las promesas no se cumplen, la guerra se huele en el aire y las opciones de superviviencia se ven amenazadas por fábricas y grandes compañías. Hermanas solidarias, cuyo núcleo familiar está basado en una relación extraña con la realidad y las ilusiones. 

Con un muy buen reparto y una producción tan bella como cuidadosa de los detalles, este montaje se muestra como un acierto de dirección. Desde las imaginativas llamadas para apagar los móviles, hasta el recordatorio de escenas ya vistas al final, este  trabajo puede presumir sobre todo de coherencia, tanto teatral como con la postura que la propia compañía teatral La perla 29 plantea: el teatro de ideas, centrado en el actor y que sea cercano y artesanal.

Quizá el único defecto que podemos ver en este trabajo es el hecho de que es una propuesta sumamente convencional y poco cuestionante, pero es una excelente opción para pasar una buena noche de teatro.