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8
Los vómitos de la presión estética
Publicat el: 19 d'abril de 2022
CRÍTiCA: Nuà
Las enfermedades mentales, la gran lacra de este siglo XXI, tienen cada vez más presencia en los escenarios, lo que hay que aplaudir por la importancia de visibilizarlas, atenderlas y acabar con el estigma. ‘NUA (Rdiografia d’un trastorn)’ nos sumerge en el trastorno de la conducta alimentaria desde la propia experiencia de la coautora e intérprete, Ann Perelló, que llega a emocionarse y emocionar a la platea cuando revela que ella padeció el infierno de la anorexia durante ocho largos años. Ahora lo puede contar. Otras no.
El monólogo confesional empieza con la actriz preguntando a los asistentes qué han comido, y haciéndoles al instante un cálculo de las calorías ingeridas. La obsesión que devora a púberes cuando el espejo se distorsiona. Sobre un escenario de suelo y paredes blancas hay cinco inodoros de los que la protagonista extrae, intercalados, su pasado y su presente: el diario de su adolescencia, vómitos, zanahorias, móviles, imágenes… Asistimos al proceso en el que la autoestima se cuela por el retrete junto con los vómitos y los escupitajos. Perelló, que firma el texto junto con Andrea Ros, brilla dotando a su personaje de una gran frescura, naturalidad y energía. Es su verdad y la comunica muy bien. Además, la directora, Marta Aran, imprime una gran agilidad al montaje con las constantes interacciones de la actriz –vía móvil o webcam- y con el apoyo de imágenes proyectadas en las dos paredes relativas a la dictadura de la imagen. Vemos el videoclip de una Britney Spears de colegiala en sus inicios (‘Baby one more time’), dando respuesta a la pregunta: “¿Se puede sufrir depresión a los 16 años?”. Se muestran portadas de revistas con la machacona publicidad de dietas milagrosas y ‘operaciones bikini’, fotografías de huesudas modelos, de Angelina Jolie, de Letizia… El omnipresente culto a la talla xs, como ideal de perfección, por más que la curivilínea Kim Kardashian apunte a la belleza de otras formas, como antaño hicieron Rubens o el neorrealismo italiano.
El relato fragmentado y con mucho ritmo nos traslada a la adolescencia de la protagonista, cuando su yo se quebró. Se detiene en la relación con su madre; cómo se sentía mortificada por sus reproches y órdenes –¡haz la cama!, ¡no te pongas ese escote!, ¡ordena tu cuarto!…-. Habla de cómo las redes sociales pueden ser el peor aliado cuando una está construyéndose y te escriben ‘gorda’ en el wasap; de las leyes de la adolescencia, cuando hay que gustar a los iguales y seguir sus consejos y normas, frente a lo que digan los mayores. Vemos así cómo una amiga le enseña a controlar lo que come y a vomitar; le enseña el camino de la anorexia.
La obra culpabiliza a la sociedad y exonera a la madre que no fue capaz de detectar la enfermedad de su hija –“Lo hiciste lo mejor que supiste, como yo”, “Te perdono, ¿y tú a mí?”-. Hay mucha honestidad en esta pieza, que acierta al subrayar lo fácil que es que la herida vuelva a abrirse aunque se crea que ya está curada y la necesidad de pedir ayuda. Una obra muy recomendable.
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