Si os contamos que en un mismo montaje se juntan los nombres de Woody Allen y Álex Rigola,
es posible que vuestra primera reacción sea de perplejidad, porque uno
se dedica al cine y el otro al teatro, y además son dos creadores, dos
artistas separados por miles de kilómetros (Nueva York y Barcelona) y
por lo tanto realidades muy distintas.

Pero si nos detenemos un instante y analizamos las dos trayectorias os
daréis cuenta que ambos son unos apasionados de retratar la condición
humana, con todas sus luces y sombras, y su fascinante complejidad. Y
los aspectos en común no se acaban ahí, ya que tanto allen como rigola
han demostrado con creces a lo largo de sus trayectorias que son muy
hábiles en la dirección de actores. a que ahora ya no suena tan extraña
esa suma de talentos.