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7
El talismán marino de Guimerà
Publicat el: 30 de juny de 2021
CRÍTiCA: La filla del mar. La Barni Teatre
Después de Mar i cel, ¿otro musical con un texto de Àngel Guimerà? El clásico catalán parece ser una inspiración recurrente y afortunada para poner en pie musicales y óperas con empaque literario. Debe haber un poderoso dramatismo musical latente en sus piezas teatrales. Suficiente para que D’Albert y Lothar se inspiraran en Terra baixa para componer y escribir una ópera: Tiefland. La Barni Teatre ha optado por otros derroteros más realistas para ponerle música a La filla del mar. Quizá animados por la actual corriente de musicales con raíz folk -con Hadestown como su máximo exponente o Maremar de Dagoll Dagom como el ejemplo más cercano- esta notable producción hace de la simplicidad una virtud, con los instrumentos integrados en el entorno dramático. La partitura de Marc Sambola acompaña la acción, como en el singspiel, con continuas transiciones naturales entre los recitativos y las canciones. Melodías atemporales, con ecos de la tradición popular y algún guiño al romanticismo de Alan Menken, pero sin subrayar nunca un estilo en particular.
No destaca, pero contribuye, como los otros elementos artísticos, a crear un conjunto equilibrado de nivel. Un montaje que exhibe un claro deseo de separarse de las soluciones más trilladas, tanto en la puesta en escena como en su dramaturgia. Y el esfuerzo se salda con éxito. Es un buen espectáculo, visualmente elegante -más tierra que mar-, con una iluminación cuidada, efectos sin estridencias pero efectivos; un vestuario sin época que sobre todo subraya el estrato social de los personajes (descalzos, con prendas que incluso en días de fiesta hablan de duro trabajo) y una dirección de actores que exhibe un estimable equilibrio entre la aportación del conjunto y las individualidades, con una lograda tensión entre la presión de las sociedades cerradas y fiscalizadoras y las personas disidentes que por procedencia o comportamiento agitan peligrosamente esas aguas estancadas.
Aunque hay aspectos disonantes, como el intento de forzar un cierto extrañamiento coreográfico que afortunadamente acaba por acompañar las emociones o el olvidarse en el segundo acto que es un musical -una larga pausa sin melodía o canciones-, en La filla del Mar dirigida por Marc Vilavella se impone un sobresaliente trabajo global, con remarcables actuaciones personales de Mariona Castillo (una Mariona alejada del fácil melodrama, poderosa en su deseo) y Toni Viñals (Pere Martir), tan virtuoso en todas las disciplinas y tan firme en la construcción del carácter que de nuevo pone sobre la mesa el posible debate si el gran personaje de esta obra de Guimerà quizá sea él y no Àgata, “la filla del mar”, interpretada aquí por Clara Solé con una sutil transversalidad de género, como un Puck marinero o uno de esos niños salvajes en alta mar de Capitanes intrépidos.
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