Lo que más duele de la muerte de Federico García Lorca es pensar en hacia donde iba su teatro. a dónde hubiera podido llegar un autor que a los 32 años es capaz de retratar la magnitud de un personaje como Yerma en una sociedad a la que cuestiona de una manera tan inteligente como certera. No importa cuántas veces veas sus obras siempre lamentas que no haya escrito más.

El teatro Akademia en colaboración con el Projecte Ingenu, presenta una versión de jóvenes, donde la dirección de escena sobrepasa las actuaciones de sus integrantes, mostrando una obra fresca, con relaciones complejas y soluciones escénicas interesantes y atractivas para el espectador. Sobre todo en las escenas de conjunto como la Romería o las de las vecinas.

Actores y actrices cuya juventud revela la terrible vigencia de la condena a la desesperación, a la necedad y al aferrarse a lo que les dijeron que debía ser la vida y cómo debía vivirse. Destaca, por supuesto, el trabajo de Alba José en el papel titular, cuyo momento cumbre es el asesinato con el que se condena y destruye toda posibilidad de realizar sus sueños. El resto del elenco es bastante homogréneo y logran una buena cohesión de compañía.

Laura Clos, Marta Rafa y David Bofarull consiguieron un espacio significante, cambiante y expresivo, que era el marco perfecto para estas mujeres que viven bajo reglas extrañas y que en nombre del honor pueden destruirse a sí mismas y a todo lo que las rodea.

Esta compañía nos recuerda que esta obra es un clásico cuya vigencia se basa tanto en la portentosa poesía de Lorca como en la desgracia de que sigan existiendo mujeres que conciban a la maternidad como su único justificante existencial.