CRÍTIQUES

VALORACIÓ
7
Preguntar sin esperar respuesta
Publicat el: 1 d'agost de 2018
CRÍTiCA: Shenzen
Bajamos al infierno de Osiris (adelante sonido corporativo), una gran empresa multinacional con trabajadores explotados. Asistimos a una entrevista, un test en el que 4 empleados serán expuestos, cuestionados y denigrados psicológicamente. ¿El motivo? La amplia tasa de suicidios entre los trabajadores de la empresa. La sesión servirá para detectar al empleado más productivo y doblarle el sueldo, pero también para despedir fulminantemente a aquél que amenace con acabar con la reputación del negocio.
Sandra Monclús interpreta con valentía y decisión a la encargada designada por Osiris (adelante sonido corporativo) para evaluar a sus subordinados, insultándoles y humillándoles sin perder la sonrisa. Sus interlocutores son cuatro entes invisibles -que no indefinidos, puesto que ella misma irá desvelando sus perfiles y circunstancias- que no responden más que en la mente del espectador.
En lugar de ser tratados (o cuestionados) como voyeurs –como hacían montajes como Bull de los Sixto Paz– , la puesta en escena dirigida por Roberto Romei sitúa a los asistentes en el lugar de los interlocutores. Cuando habla con los empleados, Monclús apela a los espectadores situados en cuatro únicas filas en forma de cuadrado. No obstante, se les niega a estos la posibilidad de réplica, pues una respuesta equivocada trastornaría el desarrollo de un texto de Stefano Massini no pensado para la improvisación. Bajo esta limitación del planteamiento escénico, la actriz se enfrenta a un reto complejo y se coge con fuerza a los pocos recursos de los que dispone para provocar al público sin llegar a que este interactúe: Silencios tensos, miradas penetrantes y acercamientos de coacción.
La trama y la intriga por conocer el resultado de la prueba nos mantiene atentos a través de un thriller ágil. Pese a que los giros finales resultan algo precipitados y a estas alturas no demasiado originales, el montaje en su globalidad genera interés por el inquietante cuestionamiento que propone: los límites de la productividad y la necesidad de exprimir al ser humano para reducirlo a mero utensilio de trabajo.
CRÍTIQUES RELACIONADES / Shenzen
TÍTOL CRÍTiCA: Drama per a interpel·lar que no aguanta bé el cos a cos
PER: Jordi Bordes

VALORACiÓ
6
TÍTOL CRÍTiCA: Abuso minimalista de poder
PER: Elisa Díez

VALORACiÓ
7