Madama Butterfly es una de las óperas más icónicas del repertorio. Una obra dedicada al retrato del rompimiento de la psique de una mujer, que en su adolescencia es vendida y que se dedica durante tres años a idealizar un amor inexistente. La fuerza psicológica del personaje y su profundo retrato emocional en una exclente partitura, requieren una interpretación muy específica en cuanto a las emciones y la vocalidad del personaje central.

En el caso de Sonya Yoncheva no se puede hablar de la interpretación idónea del personaje, porque se nota el cuidado con el que aborda ciertos pasajes para no involucrar su técnica vocal y esto le resta emotividad en momentos especialmente sentimentales. sin embargo, se debe decir que las dos arias fueron interpretadas más que correctamente.

En cuanto al tenor, Matthew Polenzani de origen estadounidense, hizo un muy buen trabajo tanto vocal como escénico con el Pinkerton: buen fraseo, agudos claros y una actuación bastante creíble, fueron los ingredientes más destacados de su trabajo. Annalisa Stroppa, la mezzo italiana que interpretó a Susuki, se ganó al público con una excelente interpretación, sobre tod en la escena en la que Pinkerton y Sharpless piden su ayuda para convencer a Butterfly de entregar a su hijo.

Una producción que ya habíamos visto y que no nos sorprendió en ningún momento, pero que sigue funcionando adecuadamente para hacer comprensible y verosímil la historia.

Lo que hay que destacar y no para bien, es la falta de equilibrio entre voces y orquesta, esta último siempre en forte y fortísimo, lejos de apoyar el trabajo vocal de los cantantes los obligaba a forzar la emisión y hacía de la entrada de Butterfly algo inaudible.