Enérgico, rudo,
soberbio y reiterativo resultó el baile de la Kibbutz Contemporany Dance
Company, que presentó If a all, una
pieza de 62 minutos de director del grupo, Rami Be’er. Con esta compañía
israelí se inauguraban los espectáculos de gran formato de la presente edición
del Grec. Se esperaba que esta compañía fuera una de la perlas de la programación
y si es verdad que gustó por el efectismo de su baile, no emocionó. La marcial
ejecución, el orgulloso gesto y la poca versatilidad de las frases
coreográficas crearon una distancia entre el espectador y los intérpretes. A ambos se les heló el corazón.  Ello no fue excusa para que el público no
aplaudiera. 

If a all es un trabajo intenso con un impresionante  trabajo coral, los quince bailarines (8
mujeres y 7 hombres) convirtieron el
escenario del teatro Grec de Monjuïc en una tierra abrupta en la que sus
moradores conquistan palmo a palmo su existencia, lo que les confiere un gran
orgullo y un profundo sentimiento de tribu. Sentimiento de raza que la Kibbutz Contemorany Dance Company sí
supo trasmitir con la altivez de su gesto.

El elenco
masculino al bailar a gran velocidad con sus amplias  faldas negras y el torso desnudo lograron
hipnotizar al espectador aunque repetían una y otra vez la misma frase
coreográfica.  Por su parte las mujeres mostraron
un gesto más interiorizado y atormentado. Si bien If
a all es una pieza coral, el autor salpica
la obra de intensos pasos a dos y algún solo. El espectáculo no tiene un argumento concreto,
sino que Be’er quiere que el espectador interprete lo que ocurre en escena
según sus propias vivencias. Una atractiva música contemporánea formada por diferentes autores y música sacra ilustra el huracanado baile de
esta formación.

La Kibbutz
Contemporary Dance Company fue fundada por Yehudit Arnon, una bailarina checa
que consiguió sobrevivir a los campos de exterminio nazis y que llegó a Israel
en 1948. Se instaló en un pequeño kibutz, Ga’aton, cerca de la frontera con el
Líbano, donde fundó un centro de danza contemporánea de prestigio
internacional. En 1996 pasó la dirección al que era bailarín de su compañía
Rami Be’er. La primera vez que esta compañía actúo en tierras catalanas fue en
abril de 1994, concretamente en la Temporada de Danza de Terrassa. Han pasado
22 años desde entonces y su evolución como formación ha sido  diferente a la de las compañías de danza
contemporánea europeas, que han enriquecido 
sus espectáculos con otras disciplinas, especialmente el teatro, el
circo o los audiovisuales, lo que ha
derivado en propuestas más novedosas coreográficamente, alejadas del
conservadurismo estético de esta compañía israelí.