La lectura actualizada de Els Joglars de El coloquio de los perros de Cervantes puede llevar a la errónea
conclusión de que la novela ejemplar ha perdido mordiente con el paso de los
siglos. Sólo hay que volver al libro para comprobar que quien ha perdido
mordiente es la compañía fundada por Albert Boadella y a partir de esta producción
dirigida por Ramon Fontseré. La crítica que antes levantaba ampollas ahora sólo
levanta la comisura de los labios. Sonrisas que acompañan a un chiste malo
dicho con la mejor de las intenciones. Lo que sigue intacto es la fantástica
escuela interpretativa de la compañía, con Fontseré como indiscutible maestro.
Han regresado a sus orígenes, a la gestualidad sin muletas. Escenario reducido
a lo básico para que la milagrosa humanización de los perros se luzca sin trampas.