Moments abans de la funció, al Romea

Me
encuentro encima del escenario del teatro Romea a escasos minutos del
inicio de la función. No soy una espontánea ni una fan loca de
Jordi Rico sino simplemente una curiosa. Quiero saber qué se cuece
entre bambalinas de una obra consolidada. Tranquilos, no me he colado
en el teatro, solo he asistido al extra de Els
veïns de dalt d’Escena25, todo
legal. Un escenario estático configura el universo creado por Cesc
Gay. Nos encontramos en un piso que podríamos situar por encima de
la Diagonal, minimalista y con detalles que nos indican que quien
vive allí tiene, a parte de dinero, cerebro. 

Sin ver la obra ni
saber la sinopsis, en mi cabeza empieza a rondar la historia de los
posibles habitantes de ese hogar. Una pareja con una hija, puedo
asegurarlo. No es mi agudizado sentido detectivesco lo que me permite
confirmar mi teoría con exactitud sino los detalles de la
escenografía desgraciadamente inapreciables por el público. Hay
fotos de la pareja (Pere Aquillué y Ágata Roca) en los diferentes
estantes del piso: cuando fueron a la montaña, a Viena de
vacaciones…Supongo que ayuda a los actores a meterse en la piel del
personaje (si esto fuera Broadway luego podrías ponerlas en subasta
en una gala benéfica). Juguetes infantiles y de color rosa situados
en rincones del comedor me hacen pensar que tienen una hija pequeña.
Todo empezará con un pica pica, ya que el atrezzo está dispuesto
así. Lo protagonizarán junto a los vecinos de arriba supongo, por
el título y esas cosas. Es muy poética la idea de ir creando la
posible historia mientras te paseas por ella. Pocas veces puedes
disponer de un lujo así. Me giro y todo el patio de butacas a mis
narices. Suerte que cuando se encienden los focos del escenario este
mar de butacas se llena de oscuridad.

Una
vez analizado el escenario qué mejor que una charla para debatir y
comentar elementos de la obra y de su director, Cesc Gay. Els
veïns de dalt es su ópera
prima a nivel teatral. Descubrimos como
se gestó y se escribió esta comedia, cual fue el punto de partida y
la metodología usada. Curiosidades y datos biográficos tuvieron
también espacio. Solo digo que tengo ganas de ver Una
pistola en cada mano. Debates entre los
asistentes y el crítico de esta gala Xavi Pardo (colaborador de la plataforma Recomana) sobre la comedia y el drama en el
teatro, recomendaciones futuras y la evaluación de la experiencia
amenizaron los últimos minutos. Era hora de ver la obra, quemar el
último cartucho del pack experiencia.

Un
conflicto entre vecinos. No eres un extraño observando irrealidad,
puedes sentirte parte de la historia. La cotidianidad gusta, sentir
que hablan de ti, de algo que puedes palpar. El motivo que hace
explotar la trama sorprende, pero nunca sabes que puedes encontrar
detrás de las paredes. Risas constantes, no entras en el conflicto
de lleno sino que pasas por encima. Si reflexionáramos un poco te
darías cuenta que estás riendo del agotamiento y el malestar
conyugal. Un hombre incapaz de expresar, que se refugia en el
sarcasmo. Para mí, demasiados chistes por minuto. Forzar la máquina
de la risa fácil. Una idea original plasmada a la manera tradicional
que como constata la cartelera, funciona de maravilla. 

Lidia Canals