CRÍTIQUES

VALORACIÓ
7
Maternidad universal
Publicat el: 23 de juliol de 2018
CRÍTiCA: Grito pelao
Rocío Molina y Silvia Pérez
Cruz. Dos culturas, la andaluza y la
catalana; dos disciplinas, el baile y la voz, y dos estilos muy diferentes. No
parece que haya mucho que las una. ¿O sí? Ambas son mujeres y artistas. Y las
dos son madres. Silvia tiene una hija de diez años y Rocío está embarazada de 4
meses. Así lo cuentan ellas mismas en este espectáculo de fusión de estilos,
una oda a la feminidad y a la maternidad, a la concepción de una nueva vida.
Al movimiento desgarrado de
Molina y a la voz hipnótica de Pérez Cruz hay que añadirle momentos de distensión
y ternura. En ellos las artistas se desnudan hablando al público, haciéndole
partícipe de una velada íntima entre amigos. En eso influye mucho la
intervención de Lola Cruz, la madre
de Rocío, también bailaora. Las dos cuentan anécdotas. Pero también bailan
juntas y separadas, muestran la garra y la guerra, se acercan, se alejan,
juegan y en definitiva expresan con sus coreografías la relación universal
entre progenitora y sucesora. Rocío baila para Lola, interactúa con ella, la
abraza y es abrazada, y ambas crean juegos visuales muy potentes en los que
madre e hija se fusionan hasta que sus roles quedan intercambiados.
La función incluye momentos de
talento, con la fuerza y la energía de Molina y el sonido inquietante de Pérez
Cruz. Hay compenetración, y de hecho funciona muy bien. Pero también mucho
trabajo por separado, con momentos en los que una actúa mientras la otra mira.
Los equipos acústicos de ambas –la guitarra de Eduardo Trassierra, el compás de José Manuel Ramos “Oruco” y la electrónica de Carlos Gárate, pero también el violín de Carlos Montfort– están presentes en directo y las acompañan en los
momentos más fieles a los estilos de cada una. La confluencia podría haberse
llevado más al extremo.
La iluminación de Antonio Serrano y las proyecciones de David Benito son sin duda otro gran
atractivo del espectáculo. Si cuando hablan vemos un escenario cálido, suave y
que propicia la relajación, los momentos explosivos se caracterizan por la
intensidad. Rojos, azules, verdes… Colores fuertes, llamativos e impactantes
que acompañan muy bien la tensión de las artistas.
Vemos danza y cante, pero también
poesía y performance. Sin embargo, las dos horas de espectáculo se hacen
excesivas. La pieza adquiriría un mayor ritmo si durara algo menos. La oda a la
maternidad, a la cadena de mujeres que menciona Pérez – y de la que
curiosamente también se habla en Una gossa en un descampat de Clàudia Cedó-, empieza con una fuerza rotunda, pero acaba perdiendo intensidad hacia
un seguido de escenas repetitivas y de menor potencia.
CRÍTIQUES RELACIONADES / Grito pelao
TÍTOL CRÍTiCA: Com es converteix una història personal en universal i quan només en un tema per a un magazine televisiu?
PER: Clàudia Brufau

VALORACiÓ
6
TÍTOL CRÍTiCA: Directament a l’emoció
PER: Iolanda G. Madariaga

VALORACiÓ
9
TÍTOL CRÍTiCA: Llarg però fèrtil i buscat embaràs
PER: Jordi Bordes

VALORACiÓ
7
TÍTOL CRÍTiCA: A flor de pell
PER: Montse Otzet

VALORACiÓ
7