Sin el oficio de Jordi Martínez como perfecto coach dedicado a la terapia conyugal –en el amplio sentido de este
oficio de nuevo cuño que explota económicamente el sentido común y que desde
EE.UU se ha espectacularizado–, este monólogo cómico basado en el bestseller de John Gray Los hombres son de Marte y las mujeres de
Venus sería uno más de los muchos que pretenden hacer reír con el
anecdotario de la vida. Este está algo por encima de la discreta media por la dignidad
profesional que aporta el actor y por el origen pseudoacadémico del texto
dramatizado. El montaje es una adaptación –con sus puntuales acentos gallegos y andaluces–
del exitoso espectáculo estrenado hace unos años por el belga Paul Dewandre, seguidor
de las teorías reduccionistas (hombres y mujeres son diferentes y eso lo
explica todo) de Gray.