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Opinió sobre les Jornades professionals de Fira Mediterrània de Manresa 2014
Publicat el: 16 d'octubre de 2014
La vigésimo séptima edición de la Fira Mediterránea de Manresa, dedicó sus
jornadas profesionales a reflexionar sobre los diferentes aspectos sociales que
se han vuelto el centro de interés de los festivales dentro y fuera de Cataluña.
Con reflexiones muy interesantes sobre la fiesta popular y su significación o
las aportaciones que hacen los festivales a la integración de inmigrantes, la
concienciación social y la ecología, estas jornadas reunieron a un centenar de
profesionales de casi todas las artes escénicas de diferentes países como
Francia, Inglaterra, Italia y la propia España, además de una interesantísima
representación del continente africano.
La fiesta popular es un mecanismo regular, en el que la población se adueña de
un espacio urbano y fomenta la posibilidad de confirmar la pertenencia a una
comunidad. La participación de los artistas en esta fiesta es lo que le da un
nivel estético al hecho social, pero sobre todo pone al arte al servicio de la
comunidad que lo genera.
Aunque tenemos que tener conciencia que la fiesta popular implica el desorden y
la relajación de las normas de convivencia con la que nació el carnaval en una
sociedad oscurantista, también retoma las más antiguas formas de convivencia
festiva y tribal de nuestros orígenes como especie. De ahí su importancia en
todas las culturas del mundo.
Uno de los casos más conmovedores fue el del festival africano Rendez Vous
Chez Nous de Burkina Faso, cuyo director Boniface Kagambega, nos compartió
la labor social y de apertura de foros de expresión que este evento logra en una
sociedad sin infraestructuras culturales. Es un proyecto que tiene por objetivo
no sólo impactar en Burkina Faso, sino unir las partes central y occidental del
continente negro de una manera creativa. Recupera la tradición de las
expresiones artísticas al aire libre que se rompió durante la colonización de
toda África y ofrece una introducción al ejercicio artístico, a través de
talleres de las diferente disciplinas escénicas. A pesar de no contar con apoyos
económicos de ninguna especie, cuentan con el interés de países europeos y
americanos que participan enviando a sus artistas y haciendo donaciones para las
producciones locales. Nos recuerda cómo la cultura es una necesidad vital de los
seres humanos y quizá la única opción para los que no tienen opciones.
El control gubernamental de las fiestas es algo que nunca ha podido llevarse a
cabo por completo. Esto los ha llevado a regular el uso de los espacios
públicos, lo cual lleva muchas veces a la represión de manifestaciones populares
o a su utilización con fines de propaganda política o de distracción de los
problemas fundamentales (económicos o políticos) de una sociedad determinada.
Sin embargo, recordemos que las fiestas pueden tener un carácter reivindicativo
y contestatario de mucha fuerza, por lo que es un instrumento tanto de
alineación como de liberación, que dependerá de la postura de sus participantes
y organizadores.
La fuerza de la fiesta está en el estado de excitación del individuo y por lo
tanto de la comunidad que participa. Esto puede acercarla a la revuelta y de ahí
viene la necesidad de su regulación por parte del estado. Sobre todo la fiesta
en lugares cálidos como el Mediterráneo, dónde no se entiende dentro de las
paredes de un edificio, sino que siempre es externa y eso le da más al individuo
la sensación de propiedad de los espacios públicos. Es por ello que también
consigue construir ciudadanía y cohesión social, además de promocionar la
cultura y la propia ciudad donde sucede.
En algunos festivales, como el de Viladecans, el ayuntamiento o las
instituciones gubernamentales no son las dueñas de los festivales, sino que le
pertenecen a ala ciudadanía y con ello han logrado también al democratización
del arte.
En éste y otros casos, gracias a las fires y festivales se han construido
infraestructuras artísticas para la ciudad: edificios teatrales, ciclos de
creadores, locales para cursos de expresión artística, encuentro con artistas
escénicos, haciendo con ello hincapié en que la cultura no es un lujo, sino una
necesidad social.
Aunque siempre pensamos que países como Francia e Inglaterra tiene menos
problemas que el nuestro, la realidad que nos plantearon los directores y
coordinadores de festivales como el International Riverside Festival de Escocia
o el Festival des Arts Rue de Molhouse, nos hicieron ver que la búsqueda es la
misma y que el uso de las artes para la resolución de problema sociales es común
a toda Europa.
Los efectos y consecuencias de estos festivales en su comunidad son al parecer
muy similares, a pesar de que algunos de ellos sólo se han llevado a cabo en una
o dos ediciones mientras otros cumplen ya un cuarto de siglo o más. Entre ellos
podemos mencionar que provocan la práctica artística de colectivos que no tenían
acceso a la cultura, generan de espacios de debate de ideas, hacen que muchos de
los voluntarios que colaboran en ellos se convierten en profesionales de la
cultura, incitan el aprovechamiento de edificios abandonados y en muchos casos
ayudan a la revalorización de barrios deprimidos o en situación de violencia.
Pero, quizá lo más importante, son un foro de expresión para las comunidades a
las que pertenecen y ayudan al individuo en su convivencia cotidiana con la
sociedad.
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