Tan poca vida (A little life)

informació obra



Adaptació:
Koen Tachelet
Dramatúrgia:
Bart Van den Eynde
Intèrprets:
Marieke Heebink, Maarten Heijmans, Hans Kesting, Majd Mardo, Ramsey Nasr, Eelco Smits, Steven Van Watermeulen, Mandela Wee Wee
Escenografia:
Jan Versweyveld
Il·luminació:
Jan Versweyveld
Composició musical:
Eric Sleichim
Interpretació musical:
BL!NDMAN
Vestuari:
An D'Huys
Autoria:
Alícia Gorina
Direcció:
Alícia Gorina
Sinopsi:

L'any 2015, Hanya Yanagihara, una autora nascuda a Los Angeles i filla d'un pare hawaià i una mare coreana, va publicar una novel·la de prop de mil pàgines que es va convertir en un best-seller. Considerada una de les millors novel·les de l'any per The New York Times, va ser finalista del Man Booker Prize i del National Book Award for Fiction. Partia de la història de quatre amics i la seva relació durant un període de prop de trenta anys. I se centra en el personatge d'un d'ells, un advocat novaiorquès amb una història duríssima que arrenca en la infantesa i que el condueix a l'autodestrucció. El catàleg d'horrors físics i morals sacseja d'una manera gairebé insuportable uns lectors i lectores que, tot i això, se senten incapaços d'abandonar la novel·la. Hi ha qui ha vist en la història de l'advocat i els amics que miren d'ajudar-lo una mena de dissecció de la masculinitat contemporània. D'altres, com Ivo van Hove, en canvi, hi han trobat una història sobre el bé i el mal. El director de la prestigiosa companyia Internationaal Theater Amsterdam (Toneelgroep Amsterdam i l'Amsterdam Stadsschouwburg es van fusionar el gener del 2018 i, a partir de la temporada 18/19, operaran amb el nom d'Internationaal Theater Amsterdam) porta a l'escenari una d'aquelles novel·les que tenen la capacitat de canviar la vida dels lectors. Actors i actrius s'enfronten a un repte interpretatiu terriblement exigent en una posada en escena asfixiant i inclement que és, diuen, un dels millors treballs de Van Hove. El director, que controla amb una precisió extrema els estats d'ànim dels personatges, utilitza els recursos escènics per mostrar-nos una Nova York on l'èxit i la satisfacció s'imposen com una norma, mentre fa servir una formació de cordes en directe (BL!NDMAN, amb qui ja va col·laborar a Tragèdies romanes) per marcar l'acció en escena.

Crítica: Tan poca vida (A little life)

08/07/2019

Quiérete mucho

per Alba Cuenca Sánchez

En plena época de pensar en positivo, Mr Wonderful y la búsqueda de la felicidad, el belga Ivo van Hove nos presenta la parte más amarga de la vida sin sutilezas ni edulcorantes. La historia de Jude es una tragedia sin piedad, justicia, espíritu de superación y en definitiva sin ningún brillo de esperanza. La vida puede ser tremendamente jodida. Y punto.

Con esta rudeza Van Hove adapta el durísimo y estremecedor best-seller de la americana Hanya Yanagihara en un montaje que te mantiene en tensión durante 3 y media de sus casi 4 horas. La primera media hora, muy introductoria y de presentación de personajes, es la menos interesante. 4 amigos veinteañeros charlan sobre sus vidas en el loft de uno de ellos en Nueva York. Todo cambia cuando se entra en materia: a lo largo de saltos temporales, narraciones y recuerdos alternados de distintos personajes se destapan los secretos que se ocultan tras los primeros 15 años de vida del protagonista y todo lo que les acontece a él y a sus amigos en los posteriores 40 años.

Estamos ante una obra compleja, profunda, que da visibilidad a un sinfín de temas tabú entre los que se encuentran el abuso sexual, la prostitución infantil, la autolesión, el suicidio y la pérdida de un hijo. En la escena, la sangre mancha progresivamente un personaje cada vez más demacrado mientras el resto intentan limpiarla del suelo. No hay nada que hacer: la bajada a los infiernos a medida que desentrañamos las verdades silenciadas del protagonista es imparable.

Entre los actores, destacan especialmente el protagonista y el antagonista. Ramsey Nasr en la piel de Jude demuestra un trabajo de expresión corporal extraordinario, pasando de la niñez a la madurez en una sola réplica y personificando un abanico de emociones que van desde el miedo y la impotencia al dolor, la ira y el sufrimiento descarnado. A su lado, Hans Kestingn encarna la crueldad más terrorífica desde la parsimonia, con una media sonrisa que hiela la sangre más que cualquier otro gesto.

Van Hove utiliza un espacio grande y semivacío para transportarnos a través del tiempo a velocidad vertiginosa, en una especie de sueño caótico que necesita de la atención del espectador para hilar los acontecimientos. El recorrido también es emocional y el director tiene perfectamente controlados el ritmo, las pausas y la tensión para tocarnos las teclas justas en cada momento, si bien a lado y lado de la sala Fabià Puigserver se echa en falta un ambiente más íntimo y próximo. Viendo la función, no puedo evitar pensar en cómo se multiplicaría la emoción si esa misma intensidad, con los violines en directo del grupo BL!NDMAN, se viviera de forma más próxima en un escenario más reducido.

Entre tanta desesperanza, se hace difícil para encontrar algo a lo que agarrarse. ¿Por qué fascina tanto una historia tan cruel y oscura? Puede que lo que le pasa a Jude funcione como una advertencia. Ante las putadas de la vida, habla, llora, grita, corre, revienta… Y por encima de todo, quiérete mucho: Esa es la única manera de sobrevivir.