Perra de nadie

informació obra



Direcció:
Marta Carrasco, Pep Cors, Antoni Vilicic
Intèrprets:
Marta Carrasco
Escenografia:
Marta Carrasco
Vestuari:
Pau Fernández, Cia. Marta Carrasco
Coreografia:
Albert Hurtado, Laia Santanach
Il·luminació:
Quico Gutiérrez
Vídeo:
Jose Prados
Autoria:
Laia Santanach
Sinopsi:

La Lili està sola, i és una gossa, i és una gossa de ningú. Tan sols qui no és ningú i no pertany a ningú pot accedir fins a les parts més profundes de la interioritat, allí on les intimitats ballen i criden i juguen a la gallineta cega. A Perra de nadie els espectadors i espectadores us convertireu en còmplices d’aquest recorregut introspectiu. Potser algú s’adoni, i amb raó, que la gossa és un dels primers animals que es va domesticar, que havia sigut molt útil per la cacera, i que si una gossa no és de ningú, aleshores semblaria que no ha de servir per res, o per ningú. 

Però fins i tot una Perra de nadie pot arribar a ser imprescindible en les seves inutilitats… En les parts més recòndites de cadascú hi habiten la Lili i les vigilants de la nit, gosses de ningú que tenen cura del món que hi ha a dins vostre. I us en volen mostrar la seva part més entranyable. En cas que ho vulgueu, és clar. En cas que ho vulgueu.

Premi de la Crítica 2017 en la categoria solo (Marta Carrasco)

Crítica: Perra de nadie

17/11/2017

Coppelia renacida

per Juan Carlos Olivares

En Lili -la mujer de Perra de nadie- permanece la huella de la Violeta de Aiguardent y de la Camille de Blanc d’ombra, y gestos y ropajes despertados de un ayer sobre los escenarios que atendía por B. Flowers o Ga-gà. Aunque sea un espectáculo de despedida, este último proyecto de Marta Carrasco como solista en un escenario no es un simple ejercicio de nostalgia. Demasiada verdad e intensidad para pensar que la bailarina y coreógrafa se ha limitado a expoliar el baúl de los recuerdos. Mejor entender esta emocionante propuesta como un destilado de una larga trayectoria en la que la Carrasco ha dejado su personal huella como defensora de la danza-teatro.

Es inevitable ver en sus brazos extendidos la misma desarmada entrega de Pina Bausch en Café Müller. Seguro que parten de posiciones y experiencias distintas pero hay una evidente hermandad en esa explosiva combinación de fragilidad y fortaleza y en una percepción muy directa del cuerpo que ambas plasman en un sentido muy particular de la sensualidad -expresado en el omnipresente satén de sus vestidos- y en la incorporación en el lenguaje coreográfico de la libertad de un cabello que adquiere vida propia.

También hay momentos en Perra de nadie para evocar el manifiesto íntimo que Angelica Liddell suscribe cada vez que se expone en un escenario. Carrasco no flirtea con el dolor con la brutalidad de la Liddell pero muestra la misma franqueza y honestidad. Pero sobre todo se distingue por un sutil humor que se mueve entre la inocencia infantil y la auto-parodia. En cualquier caso, Marta Carrasco es una artista única que sabe siempre cómo tocar al espectador en los diferentes planos en los que el público se puede ver interpelado en un teatro. Conecta con la cabeza, el corazón y el estómago. Nadie como ella exorciza la indiferencia y evoca todos los aspectos de la soledad. Y siempre es un placer ver como sus brazos se quiebran en el aire como si Coppelia hubiera despertado de su sueño de autómata para adentrarse en la ambigüedad de Philip K Dick.