Otello

informació obra



Direcció:
Andreas Kriegenburg
Coreografia:
Andreas Kriegenburg
Escenografia:
Harald Thor
Il·luminació:
Stefan Bolliger
So:
Andrea Schraad
Producció:
Deutsche Oper Berlin , Cor del Gran Teatre del Liceu , Orquestra Simfònica Gran Teatre del Liceu
Intèrprets:
José Cura / Carl Tanner, Stuart Neill, Carmen Giannattasio /Ermonela Jaho, Marco Vratogna / Ivan Inverardi, Alexey Dolgov, Vicenç Esteve Madrid, Roman Ialcic, Olesya Petrova, Damián del Castillo
Traducció:
Roser Batalla
Adaptació:
Roser Batalla
Sinopsi:

Símbol de la gelosia i la manipulació 

Xipre. Otello torna triomfant de la batalla amb els turcs. El nomenament de Cassio com a capità desperta l'enveja de Jago, que intriga per desfer-se'n. Quan s'apodera d'un mocador de Desdemona, esposa d'Otello, l'usa com a prova d'infidelitat i desferma la gelosia d'Otello, que mata la seva esposa abans d'adonar-se que ha estat enganyat.

L’admiració de Verdi per Shakespeare era tanta que les seves dues últimes obres estan basades en textos del dramaturg britànic, essent Otello la penúltima i Falstaff l’última.

La producció posa l'accent en el realisme d’una guerra que conté la història d'amor i els personatges.

Otello: Òpera en quatre actes. Llibret d’Arrigo Boito, basat en el drama Othello de William Shakespeare. Estrena el 05/02/1887 al Teatro alla Scala de Milà. Estrena a Barcelona, al Liceu el 19/11/1890. Darrera representació 27/02/2006. Total representacions al Liceu:156 

Crítica: Otello

07/02/2016

Otello en el Liceo: un error de dirección

per Enid Negrete


En la ópera de nuestros días hay muchos factores que pueden estudiarse por separado y que conforman el complejo mundo de la ópera. Existen los conflictos con los grupos artísticos, los problemas de las subvenciones, los cambios políticos, las enfermedades de los divos, las cancelaciones, y todos y cada uno de ellos se puede volver un asunto realmente grave cuando sus consecuencias salen a escena. Pero lo más grave que puede afectar directamente a un espectáculo operístico es el error del concepto mismodel espectáculo.

Esta producción de Otello se ha ganado muchas críticas desfavorables, tanto para la puesta en escena (como en muchos casos anteriores justificada e injustificadamente), como para los tenores que han abordado el protagónico. Se debe partir de que, en general, ha sido un montaje desafortunado. Pero la pregunta es pregunta ¿Por qué? ¿Realmente se trata sólo de un montaje que no está en el gusto del público y cuya modernidad se rechaza por principio?, ¿Ha sido la mala suerte de una cadena de cancelaciones lo que ha llevado a un elenco, en su mayoría sin las capacidades para la interpretación de estos papeles, al escenario?  La verdad es que como espectadora en dos ocasiones de esta producción puedo afirmar que no.

Desde mi punto de vista los fallos principales están en los dos directores responsables de este espectáculo: los de escena (Andreas Kriegenburg que la firma y Claudia Gotta, encargada de esta reposición)  y el de orquesta, Philippe Auguin.

No se puede justificar una puesta en escena de una tragedia en la que no hay una sola emoción verdadera, donde las relaciones entre los personajes están sin definir en la acción física, donde no hay claridad en las emociones de los personajes, donde la música no tiene un lugar.

No se trata de si la escenografía de Herald Thor es moderna o rompedora, o si es bonita o fea, es que no funciona para crear el espacio donde viven los personajes de esta tragedia. Tampoco se puede plantear el problema de si la concepción de la dirección de actores trata de llevar a los personajes de una época a otra, es que hay cosas básicas sin resolver: ¿Cómo se puede crear un personaje si tienes una serie de acciones marcadas que van en contra de la sutileza emocional de su trayectoria o si las relaciones espaciales son inexistentes? Otello jamás miró a los ojos a Desdémona, ni a Yago ¿Cómo se puede construir una relación con ellos si sólo mira inútilmente al director de orquesta?

En la puesta en escena, parecería que todo se pierde en querer contar más cosas (una relación violenta, la situación de los refugiados, etc.) sin contar la principal: la de un hombre inseguro que cree en las palabras de un manipulador y destruye todo lo que ama. Esa fue la historia que nos perdimos y, cosa curiosa, la que se había ido a ver.

Un director de orquesta como Philippe Auguin tampoco ayuda a la interpretación de los personajes planteados por la partitura. La característica más clara de su trabajo fue la sensación de rigidez, que impidió el fraseo, los matices y que la música misma respire con los cantantes. Tampoco se puede entender que ni la dirección musical ni la escénica  hayan protestado a un cantante como Marc Heller, cuyas carencias vocales e histriónicas son tan evidentes que se ganaron los silbidos del público de una manera generalizada.

En medio de todo esto las mejores intérpretes fueron las sopranos encargadas de hacer Desdémonas: Ermonalea Jaho, quien logró hacer bellas frases y Maria Katzarava, cuya belleza de voz y cualidades interpretativas pudieron sobrepasar el acoso de la orquesta y la incongruencia escénica, ganándose el reconocimiento del público en su debut en este teatro, que, al igual que la partitura de Verdi y el libreto de Boito, merecían un marco mejor.

Cuando dos grandes de la escena y de la orquesta se juntan, normalmente, se tienen resultados memorables, de los que podemos encontrar muchos ejemplos a lo largo de la historia reciente de la ópera. Cuando dos directores se equivocan, ni siquiera los buenos cantantes pueden salvar un desastre, y mucho menos si  es la minoría. La ópera es un todo, todo afecta al intérprete y todo llega al espectador.