Labranza Kids

informació obra



Direcció:
Reinaldo Ribeiro, Arantza López Medina
Coreografia:
Reinaldo Ribeiro, Arantza López Medina
Composició musical:
Marcelo Lastra
Vestuari:
Ariel Zalazar
Escenografia:
Colectivo Lamajara , Juan Diego Ribas
Producció:
Lola Rodriguez
Vídeo:
Tristán Pérez Martín
Sinopsi:

“Recordo aquelles tardes al camp en què tot allò que trobaves es convertia en una incitació al joc… Amb una pedra podies passar una bassa… Al damunt d’un arbre se n’anaven les pors… Ens explicàvem aventures enmig dels matolls… Corríem per la terra eixuta i amb un simple bastó podíem arribar a fer grans coses”.

Labranza Kids és una adaptació dels conceptes del projecte Labranza (un projecte de dansa comunitària inspirat en els moviments del treball al camp) per a nenes i nens. El pagès remou l’entorn per tal de generar aliments, un cos que dansa remou l’entorn per tal d’impulsar emocions. Cavar, llaurar, sembrar, fangar o recol·lectar són alguns dels gestos o moviments en els quals s’inspira aquesta coreografia. Labranza Kids és el resultat final d’un taller que s’ha estat duent a terme amb nenes i nens de la comarca, és la presentació i representació d’un procés creatiu que ha tingut com a objectiu principal connectar-se amb tot allò rural a través de la dansa.


Crítica: Labranza Kids

22/04/2018

Cultivar lo esencial

per Jordi Sora i Domenjó

El Colectivo Lamajara ha resuelto el Festival Sismògraf 2018 con la propuesta que seguramente más recorrido tendrá en la nueva construcción teórica y de sentido en la que el sector de la danza está inmerso en la actualidad: Labranza Kids. Pongamos algo de contexto a esta afirmación: dentro de las actividades para profesionales, el viernes por la mañana tuvo lugar en el encuentro anual en Olot una serie de charlas que pretendían reflexionar sobre la posición del Festival y la del sector de la danza en este momento. Abrió turno la doctora Ester Vendrell, profesora del Institut del Teatre. Ponía en evidencia algo bien conocido por todos: el terremoto de magnitud inimaginable que la crisis económica provocó en los últimos séis años y las líneas de fuga, auténticas fisuras de terreno fértil en el que estaría surgiendo nueva vida en la actualidad, viejas zonas afectadas por aquella devastación y en las que poco a poco va naciendo nueva realidad.


Pues bien: una de ellas tendría que ver con el esfuerzo de reencuentro con lo esencial, con las raíces más profundas del acto artístico y que resumía en la conferencia con dos aproximaciones: hacia la naturaleza, el espacio común, la singularidad del vínculo humano con su entorno; y por otro lado el retorno a la experiencia inaudita, mágica, que el propio arte genera en el espíritu humano.


Labranza Kids logra esas dos aproximaciones y con el efecto multiplicador que sólo el trabajo honesto, inspirado y sincero puede producir. Se trata de un espectáculo con niñas y niños de mediana edad con los que comparten durante unos días un dispositivo que ha inventado este colectivo de artistas de formaciones diversas e interesados por la capacidad del cuerpo para expresar desde lo social y comunitario la necesidad de repensar nuestra actual relación con el mundo. Toman prestada la imagen del campesino, en tanto que profesional vinculado con la tierra, y tratan de extrapolar al artista ese cultivo desde lo interior: ese inexistente vínculo actual con lo que de verdad importa, hacia un exterior que necesariamente ha de repensar, cuestionar, emancipar de una fisura emocional con la naturaleza que el hombre contemporáneo vive.


Todo este complejo pensamiento podría parecer excesivo para un grupo de chicos y chicas, reunidos en un taller por tan pocos días. Pero es todo lo contrario: porque su corta edad permite poner todavía a salvo algunos valores básicos que por mal que les expliquemos pueden entender a la perfección: ¡podemos cultivar tantas cosas en nuestra vida! La paz, la comprensión, la comunicación, la tolerancia, la simpatía y el respeto son frutos viables durante todo el año; y el del arte y la expresión, sus corolarios definitivos para toda una vida.


Y con esos presupuestos tan sencillos y verdaderos se presentan frente a un público conocido: familiares, amigos, compañeros de la escuela. Emocionan, conmueve por su seriedad, su fortaleza, su memoria, su solidaridad, en un breve espectáculo de 15 minutos. Pero a los demás, bailarines, programadores, periodistas, críticos, gente toda del sector de la danza que como observadores ajenos nos acercamos casi con indulgencia a ver ‘unos niños bailar’ nos dan un ejemplo que vamos a recordar por tiempo. Porque ese arte al que ellos se han aproximado, al que dedicamos nosotros tanto esfuerzo por comunicar o los artistas por hacer; es algo distinto a lo que nos hemos imaginado, a lo relatado, a aquello que hemos estado diciendo todos estos años. Porque a veces nos olvidamos de algo sencillo y complejo a la vez: su mágica capacidad de transformación humana.