Andrea Chénier, d’Umberto Giordano

informació obra



Producció:
Festival Castell de Peralada, ABAO-OLBE
Estrena:
Estrena
Autoria:
Umberto Giordano
Text:
Llibret de Luigi ILLICA
Direcció Musical:
Marco ARMILIATO, José Luis BASSO (direcció de cor)
Direcció:
Alfonso ROMERO MORA (direcció d'escena)
Escenografia:
Ricardo SÁNCHEZ
Vestuari:
Gabriela SALABERRI
Caracterització:
Gabriela SALABERRI
Assesoria de moviment:
Sergio PALADINO
Ajudantia de direcció:
Sergio PALADINO
Il·luminació:
Félix GARMA
Interpretació musical:
ORQUESTRA I COR DEL GRAN TEATRE DEL LICEU
Intèrprets:
Marcelo ÁLVAREZ (Andrea Chénier), Carlos ÁLVAREZ (Gerard), Eva-Maria WESTBROEK (Maddalena de Coigny), Mireia PINTÓ (Bersi), Nuria LORENZO (Comtessa de Coigny/vella), Valeriano LANCHAS (Roucher), José Manuel DÍAZ (Pietro Fléville/F.Tinville), Àlex SANMARTÍ (Mathieu), Francisco VAS (L’increïble, espia), Vicenç ESTEVE MADRID (L’abat), Marc Pujol (El Majordom/Schmidt), Antoni DURAN (Dumas)
Sinopsi:

ANDREA CHÉNIER, L'ÒPERA DE LA REVOLUCIÓ.
Emoció assegurada. Quan Umberto Giordano va estrenar la seva òpera Andrea Chénier no pensava que es transformaria en un dels títols més importants de tot el repertori verista. Prova de foc pels seus intèrprets i molt difícil de programar precisament per les seves exigències vocals, l’obra ambientada a l’època de la Revolució Francesa és una de les més passionals i intenses de tot el gènere. Per la seva estrena a Peralada es podrà comptar amb un repartiment realment excepcional: el tenor Marcelo Álvarez, la soprano Eva-Maria Westbroek i el baríton Ambrogio Maestri, veus poderoses i que només es prodiguen als escenaris més importants del món. El reconegut mestre Marco Armiliato serà al podi, a càrrec de l’Orquestra i Cor del Gran Teatre del Liceu. Es tracta d’una nova producció d’Alfonso Romero Mora, un talent de la direcció d’escena que debuta al Festival.

Crítica: Andrea Chénier, d’Umberto Giordano

12/03/2018

Radvanovsky, Kauffmann y Álvarez,el verismo en su máxima expresión.

per Enid Negrete

Las noches que comienzan con una orquesta bien dirigida, siguen con arias extraordinarias secundadas por ovaciones de minutos y terminan con dúos tan emotivos que hacen a los espectadores levantarse en pie, son las más fáciles de reseñar, pero las más difíciles de describir.

Hablamos de la obra cumbre de Umberto Giordano (1867-1948) y uno de los famosos libretistas de Puccini Luigi Illica (1857-1919), una obra que desde su estreno ha estado en el gusto del público, en parte por su efectividad teatral y en parte por su riqueza melódica y expresiva. Ha sido uno de los grandes papeles de tenor lírico-spinto, y ha tenido a sus grandes intérpretes en Bengiamino Gigli, Mario del Mónaco y Franco Corelli. Por su parte las intérpretes más recordadas de la protagónica femenina son sin lugar a dudas, Montserrat Caballé y Maria Callas, ambas muy presentes en la memoria de los espectadores actuales, lo que hace muy meritorio el éxito de la producción que el Liceo nos presenta en esta temporada.  

En una producción bastante tradicional (quizá demasiado), pero con mucho cuidado en la coherencia en las relaciones de los personajes y la verosimilitud  escénica. Davic McVickar  envolvió esta historia de amor -que sucede en la revolución francesa y que tiene algunos de los personajes más apasionados del movimiento verista- en una puesta en escena precisa, interesante y bien lograda, a pesar de su realismo exacervado. 

Jonas Kauffmann era el más esperado debut en el Gran Teatro del Liceo. Tenor mediático como pocos, la verdad es que hizo un excelente trabajo. ¿Qué es lo extraordinario de Kauffmann? Su emisión no es la mejor, su voz con ese cuerpo baritonal, a pesar de su belleza de timbre, no corre por el teatro como lo llegan a hacer voces incluso más ligeras, incluso podemos hablar de un fallo bastante patente en el ataque del pianísimo del primer dúo de amor. Sin embargo, hay una verdad insoslayable en la emotividad de su canto, una entrega total a sus personajes y sobre todo un fraseo  emotivo y lleno de sentido escénico, que explican su metórica carrera mundial.

Carlos Álvarez triunfó en el papel de Carlo Gerard. Como siempre, su efectividad vocal y escénica fue patente, esta noche tuvo como premio una larga ovación con peticiones de bis después de su aria en el tercer acto y otra más al final de la ópera. 

¿Cómo describir la fuerza interpretativa de Sondra Radvanovsky? Es muy difícil pensar en una mejor intérprete del papel de Maddalena en nuestros días. Pianísimos increíbles, un fraseo perfecto, una construcción del personaje sin resquicios, son solo algunas de las características de su trabajo. Su interpretación del aria "La Mamma morta..." fue tan impresionante que la ovación del público le provocó lágrimas de emoción a ella y. aún ahora, seguimos preguntándonos por qué no bisó. Escucharla es uno de los privilegios de la ópera de nuestros días.

Los personajes secundarios fueron los menos homogéneos en sus intérpretes, mientras encontramos eficiencia vocal y escénica en Sandra Fernández como la Condesa, encotnramos una bella voz pero muy descontrolada y dispareja en los diferentes registros en Yuia Mennibaeva como Bersi. Es de destacar el trabajo de Fernando Radó, Toni Marsol y Fernando Latorre, como parte del elenco.

Este tipo de obras tiene siempre el problema de que su exigente nivel interpretativo y vocal. Esta noche ninguna de las dos cosas nos faltó. Un elenco excelente, una producción bien hecha y bien dirigida, una orquesta eficiente, así como un público emocionado y entregado, son los ingredientes para que esta noche fuera uno de los mayores éxitos que se recuerdan en el Liceo de los últimos años.