Evidentemente me esperaba más. Había comentarios de previas demasiado optimistas con lo que realmente nos encontramos una poco apacible noche de miércoles en el amfiteatro del Grec. Un montaje sobre el colonialismo y sus efectos. La parte textual excesivamente repetitiva y que corta el ritmo trepidante del que gozan las escenas danzadas, tienen la culpa de que el resultado final no haya sido el esperado.

La danza grupal ayudada de una importante presencia lumínica es lo mejor de la pieza, pero el peso entre texto danza no es equilibrado, o al menos el espectador percibe que justo cuando empezaba a disfrutar los bailarines se retiran para dejar paso a la voz en off, a ese texto que deja de ayudar a la compresión y sólo entorpece a un montaje que sin él y centrándose en su punto fuerte, la danza, hubiera sido delicioso.