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La noche de los 40 fouettés
Publicat el: 17 de juny de 2017
CRÍTiCA: La magia de la danza
Un auténtico regalo de magnífico baile es el que brinda el Ballet Nacional de Cuba (BNC)
con su espectáculo La magia de la danza, un montaje que reúne fragmentos de las principales obras del repertorio
clásico : Giselle, La bella durmiente, Cascanueces, Coppélia, Don Quijote, El lago de los cisne, además
de la coreografía de 1990 de la directora de la compañía, Alicia Alonso, Sinfonía de Gottschalk. La magia de la danza,
que se podrá ver en el Teatro Tívoli de Barcelona hasta el próximo domingo
día 18 de junio, permite el lucimiento individual y colectivo de los miembros
del BNC, que a tenor de su actuación, la noche del pasado miércoles, parece
encontrarse en uno de sus mejores momentos interpretativos. A la veteranía de
algunas solistas se suma el dinamismo y energía de las generaciones más jóvenes,
sabiduría y juventud se trenzan en un estilo actual sin olor a naftalina.
Compren su entrada para el Tívoli no se preocupen de quien es la pareja
protagonista pues cada día bailan todos los mejores pues se
alternan en las variaciones de cada ballet.
Como era de
esperar el fragmento más aplaudido fue el de Don
Quijote, tras la secuencia de los toreros, llegó el momento del mítico paso
a dos de esta obra, el miércoles interpretado por la magnífica bailarina
Viengsay Valdés, que alardeó con poderío
de su virtuosismo y de su precisa técnica. Con una seguridad hipnótica clavó
sus puntas en el escenario y sobre pasó los 32 fouettés hasta llegar a los 40, en su mayoría dobles y entonces, ¡el
Tívoli se vino abajo! A su lado, Patricio Revé fue un convincente Basilio,
seguro en el salto y matemático en el giro.
La función había
comenzado con el paso a dos del II Acto de
Giselle. La bailarina Sadaise
Arenbcibia, con un físico muy parecido a la directora de la
compañía, Alica Alonso, realizó una sublime interpretación, sus brazos eran
suspiros de amor, mientras que su arabesque penche hipnotizó al público. Su pareja,
Raúl Abreu realizó una convincente intervención. Otra de las parejas más
aplaudidas fue la formada por Anette
Delgado y Dani Hernández, que en el paso de dos de La bella durmiente del bosque
bordaron y superaron con creces la
dificultad ideada por Mairus Petipa en esta virtuosa variación. La seguridad de
Hernández como portador permite a Delgado lanzarse a sus brazos sin titubeos.
Ella gira de puntas con una velocidad increíbles y se inclina hacía el suelo en
un attitude espectacular y él la recoge al vuelo. En
cuanto a las otras intervenciones hay que destacar a la veterana Chanell
Cabrera y al joven Yunkiel Vázquez en Coppélia y a Grettel Morejón y a Rafael
Quenedit en el paso a dos del II Acto de El
lago de los cisnes. Una seductora
imagen fue cuando al levantarse el telón
se vio a un grupo de bailarinas aletear como cisnes.
La función
termino con Sinfonía de Gottschalk en
la que Alicia Alonso recrea coreográficamente os dos movimientos La Noche y Fiesta Criolla de la Sinfonía
Noche de los trópicos del
compositor norteamericano Louis Monreau Gottschalk (1829 y 1869), una pieza
refrescante y exótica interpretada por toda la compañía..
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