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«Crònica de balanç del Trapezi» | Por Jordi Bordes
Trapezi, la Fira del Circ de Catalunya, cierra su 21ª edición escalando hacia lo alto, como hacía el suizo Heinz Baut en la construcción, con perchas de madera que iba atando con cuerdas, erigida frente al Teatre Fortuny. Más público, unas 100.000 personas, más compañías (39) y más representaciones (un centenar) han marcado el debut en la dirección artística de Leandro Mendoza Artagaveitia. Con una mayoría de propuestas de calle y gratuitas (el 80%), el centro de la capital del Baix Camp se llenó y aplaudió entusiasmado las acrobacias de la compañía murciana UpArte (Todo encaja), con sus espectaculares vuelos y castillos; las de los jóvenes franceses de Collectif à sens unique (Léger démêler), haciendo malabares con sus cuerpos entre divertidas disputas o las de los catalanes Es (Polos), entre otros. También gustó mucho el cabaret inaugural: un popurrí de proezas, con música en directo y los payasos Jordi Martínez, Oriolo y Arquetti como maestros de ceremonia. Más decepcionante resultó Wake App, de los andaluces Zen del Sur, una apuesta con mensaje contra la tiranía de los móviles que no llegó a profundizar. Los que sí escucharon bravos fueron los de Atempo Circ con Pulso, un grito contra la discriminación y por la diversidad con excelentes números (equilibrios sobre botellas, rueda, malabares, trapezio). En algún momento, eso sí, el discurso trans, de moda en la escena, resultó algo cansino con los integrantes jugando al cambio de roles y la dominación perversa desde las envolventes notas del Blue velvet de David Lynch.En el otro extremo de la diversión, los más pequeños disfrutaron con el coche fantástico de Oriolo, con Karoli, l'home roda y con el Senyor de les baldufes.Las salas lograron un excelente porcentaje de ocupación (85%). Triunfaron los veteranos Los Galindos (con el preestreno de Udul) y Pepa Plana (Paradís pintat), el joven malabarista Miguel Gigosos (Möbius) y el estupendo Invisibles del Circ d'Hivern que han logrado que todo un distrito, Nou Barris de Barcelona, se identifique con el más difícil todavía, como sucede en la ciudad de Reus. Ambos -Trapezi y Circ d'Hivern- han celebrado 21 ediciones. Que cumplan muchos más inviernos y primaveras.
«Crònica de dissabte al Trapezi» | Por Imma Fernández
Los Galindos nunca fallan. Preestreno de lujo en Trapezi bajo el título de un término inventado por ellos mismos: 'Udul'. Dícese de un grito largo de verdades incontrolables. Empezaron su nuevo espectáculo con una lucha por el protagonismo y por una alfombra que convirtieron en elemento central de la historia, cual espíritu que los poseía. El personalísimo estilo de la compañía -singular combinación de clown, acrobacias y danza-, dotado de un humor infalible, convirtió la pequeña carpa instalada en el Parc de Sant Jordi en un volcán de emociones. Cautivaron al personal metidos en las surrealistas obsesiones de unos personajes que no quieren perder el foco y llevan su cotidianidad al absurdo. Con otras obsesiones, las del perfeccionismo, triunfó también el joven Miguel Gigosos, llegado de Valladolid con decenas de bolas y una gran imaginación. Un sorprendente solo de malabares y contorsiones con el artista viajando de la rabia por el error a la alegría por los logros en una búsqueda incansable de la complicación.Los elementos más sencillos -bolas, madera, cuerdas...- han dominado esta 21ª edición que el sábado llenó las calles, plazas y teatros de un público muy familiar. También asomaron las nostálgicas peonzas, con El señor de les baldufes, que sedujo a grandes y pequeños con su colección y pericia. Otra peonza apareció en 'Espera', la propuesta zen y participativa de la compañía eia, que no está a la altura de sus anteriores trabajos.'Sinergia 3.0.', de los madrileños Nueveuno, fue otro de los éxitos de la programación al aire libre con una elaborada dramaturgia en torno a la exclusión y la adaptación social. Con gran coordinación, los cuatro integrantes dibujaron poéticas coreografías con bolas, maderas y mazas lumínicas, una concesión a la tecnología en un Trapezi que se ha rendido a la belleza de lo simple y las proezas artesanales, como las estructuras con perchas de madera y cañas de los suizos Traberproduktion.