La cuadrienal de diseño y espacio escénico, Praga 2015

La fiesta del diseño teatral que se celebra cada cuatro años desde 1967 en una de las ciudades más hermosas del mundo, acaba de terminar el 28 de junio pasado. Durante diez días Praga abre sus puertas en doce sedes para presentar lo mejor de los últimos cuatro años del mundo de la escena. Es un evento que incluye performances, exhibiciones interactivas, conferencias, presentaciones y exposiciones, tanto de profesionales como de estudiantes, así como de las diferentes escuelas de teatro del mundo.

El principal interés de este evento es comparar y conocer los diferentes puntos de vista del hecho teatral y las distintas aproximaciones a él. Desde las diferentes sociedades y sus problemáticas, tanto fuera como dentro de Europa, la teatralidad se muestra como el vehículo de unión de las lenguas y las búsquedas estéticas que definan a los seres humanos.

En la interacción del público con la mayoría de los pabellones como el de Reino Unido, Korea o Inglaterra, se trataba de dar y recibir como parte de la experiencia teatral. Recibes propuestas de ficción y dejabas la explicación de tu experiencia o algo tuyo. Algunos otros como Rusia, con un extraordinario dispositivo mecánico que respiraba por sí solo (“El sueño de Mayerhold”) y el de Cataluña, con una maqueta de excelente factura, nos adentraban en la intervención del espacio con medios digitales y medios mecánicos para lograr un drástico cambio en al sensación del espacio que se busca en el espectador.

España participó con dos diferentes propuestas: la catalana, centrada en el trabajo de Alfons Flores en la ópera y la Fura dels Baus, poniendo especial atención al extraordinario montaje del Grand Macabre de Ligetti presentado en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona hace dos temporadas, con un performance protagonizado por la mezzosoprano catalana Claudia

Schneider quien hacía una extraordinaria interpretación vocal de un aria que iba desde el barroquismo a la más vanguardista contemporaneidad. Fue uno de los eventos de mayor éxito y mejor recibimiento.

La otra propuesta de España provenía de la escuela madrileña que junto con sus campus en Sevilla  y otras ciudades españolas,  hicieron un pabellón muy extraño, poco claro y poco propositivo, que se quedaba más en lo borroso del concepto que en la realización. Sin embargo el performance: Borrón y lista vieja, realizado por los alumnos de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, debe considerarse como uno de los más emotivos y mejores que se vieron en todo el evento. Destapando viejas heridas que no han cicatrizado y denunciando la banalización que se hace de la historia y la geografía de las ciudades españolas en nombre del turismo, este performance nos adentró en las emociones de los olvidados y de los perseguidos.

Por otro lado la artista plástica y performática Mariaelena Roque, presentó un performance que incluía a dos cantantes más y que tenía un planteamiento estético interesante, aunque no logrado del todo.

En cuanto a las escuelas debe destacarse la participación de la Music and theatre school of  Glasgow, Inglaterra, con un performance de títeres, actores y música en vivo, cuya calidad nos recordó por qué el teatro inglés es uno de los mejores del mundo. La sorpresa del público cuando nos enteramos que eran estudiantes de los primeros cursos fue enorme; su trabajo con unos títeres victorianos deliciosos estuvo lleno de alegría y la orquesta tenía un muy alto nivel interpretativo.

Por primera vez en su historia, esta cuadrienal propuso tres exhibiciones experimentales tribus, makers y objetos, las cuales abrían las posibilidades de la representación y sus elementos casi nunca focalizados en la atención del espectador. 

Tribus se referían a colectivos que interviene los espacios de la ciudad en acción y que con máscaras y caracterizaciones especiales incidían en las actividades rutinarias de la ciudad. 

Makers (o creadores) se refiere a artistas de todo el mundo que prepararon comida gourmet basada en el quehacer teatral, y que fueron los que inauguraron la cuadrienal con el performance: La comida con olor a diseño, donde demostraban las similitudes entre el proceso de creación de la escenografía con el de la comida.

Mientras tanto en la galería Nová Sín se invitaba al público a escuchar las asombrosas historias de muchos objetos teatrales usados como utilería y como parte de la creación teatral.

Además se le dio un espacio especial a los creadores de vestuario, abrieron una galería flotante, donde ellos explicaron sus procesos creativos y la manera en que llegan a un diseño definitivo. De aquí hay que destacar el trabajo de Colin Wintz, con una propuesta basada en la Commedia dell’arte imaginativa e interesante.

Pasear en una trajinera mexicana hecha con botellas de plástico recicladas, seguir a personajes con vestuarios innovadores o formar parte de experiencias de formación de la escuela de teatro de Moscú eran sólo algunas de las experiencias que podías tener en esta 13ª edición de la Cuadrienal de Praga.

Aunque el nivel de los eventos fuera desigual y en algunos casos como el del espectáculo “Sweet, sweet, sweet”, francamente detestable, la verdad es que el balance no puede ser más que positivo: El teatro del mundo entero está vivo y sigue siendo necesario.