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Crítica sobre “L’omissió de la família Coleman” de l’Angelita Balcázar
Publicat el: 9 de novembre de 2018
La omisión de la familia Coleman es la primera obra de Claudio Tolcachir,
dramaturgo argentino que dirige Timbre 4 y que tiene una intensa actividad
creadora desde muy joven en Buenos Aires. Ahora viaja por España con algunas de
sus producciones y por primera vez convierte a los Coleman en una familia
catalana. Sus personajes cambiaron de rostro, pero han mantenido sus
personalidades, temores y deseos más íntimos.
Vi esta obra por primera vez hace cinco años en el teatro de la
Asociación de Artistas Aficionados en Lima como parte del FAEL (Festival de
Artes Escénicas) 2013 y me impactó, me dejó con la boca abierta ver en escena
una familia, que podría ser la de cualquiera, lidiando torpemente con afectos y
adversidades que podrían ser los de cualquiera. Hace unos días la volví a ver
aquí en Barcelona, y me sorprendí gratamente conectando con esta versión
catalana tanto como con la versión argentina. Los Coleman de Catalunya han
sintonizado bien y muestran sus trapos sucios de la misma manera natural que
los argentinos.
Llama poderosamente mi atención cómo una
pieza teatral de hora y media puede condensar tanto dolor, silencios
reprimidos, palabras como ruido, impotencia, marginación y abandono. Los
Coleman son un universo de lo infantil, de egoísmo, de ternura entre hermanos,
de cariño protector, de vergüenza, de crueldad. En un salón de casa como
escenario, con sofás viejos, comedor pequeño y ropa apilada junto a una máquina
de coser vemos los prolegómenos de una familia que se disuelve y podríamos
vernos reflejados en ella. Ser sus espectadores nos pondrá frente a ese espejo
irremediable, será otra oportunidad para vernos. Hay una joven que intenta
algo de orden para su vida dentro de sus desestructurados parientes (Bruna
Cusí), una madre que nunca maduró (Roser Batalla), un hijo que ha optado por el
alcohol (Ireneu Tranis), una abuela que intenta marcar los límites haciendo de
madre (Francesca Piñón), una hija que se “salvó” y que ahora visita en plan
benefactor a los damnificados (Vanessa Segura), y claro, también está el más
vulnerable, al que más se quiere implicar y al que menos en serio toman, Salva
(Sergi Torrecilla), a quien no se le termina de contener y quien al mismo
tiempo, une y divide. Veo de nuevo a estos personajes tan bien logrados y
admiro más a Tolcachir.
Los nuevos Coleman siguen impactando, han
vuelto a enfrentarnos a una de las cosas más en común que tenemos las personas,
seamos de donde seamos: la familia. Con ellos volvemos a pensar en la idea de
familia que tenemos o en lo frágil de las uniones, en lo raros que pueden ser
vistos nuestros hábitos desde fuera, en la compasión, en la ayuda mutua y sobre
todo en el egoísmo, en el ajeno y en el propio.
La omisión de la familia Coleman es un drama que se digiere con humor, uno sutil, cruel, negro, de lo
cotidiano, ese humor que nos hace camuflar todo lo que no podemos soportar en
la vida. Esta obra tiene la capacidad de mostrar
uno de los grandes problemas que tenemos como humanidad en un pequeño salón de
casa, con un lenguaje simple y con una situación tan real como el día a día. Si
el teatro nos pone cara a cara con nuestros afectos, esta obra, acercándonos a
la navidad, resulta imprescindible para vernos.
Angelita Balcázar Rojas
@gelybr4
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