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El inicio de la tradición lírica francesa
Publicat el: 9 d'abril de 2024
CRÍTiCA: Recital de Cor i Orquestra de l’Òpera Real de Versalles
No se puede olvidar que la ópera francesa fue la única variedad de ópera nacional que en el barroco se presentaba como una alternativa de la extendida tradición italiana. Una alternativa que tenía su propio carácter y con ello ganaba una autonomía que otros países se tardaron mucho más en conseguir.
La cercanía al texto dramático de autores como Pierre Corneill (1606-1684) o Jean Racine (1639-1699), además de la fascinación por el ballet del rey Luis XIV, hicieron de la ópera francesa un mundo único con una serie de características, sobre todo vocales que llegaron a la música religiosa.
En esta ocasión, una docena de la integrantes del Coro y la orquesta de la Ópera Real de Versalles nos presentaron a tres de sus compositores más antiguos: Louis-Nicolas Clérambault (1676-1749), cuyos Motetes para los tres días que preceden a la cuaresma pertenecen a la época tardía de esta estructura musical, que en el siglo XVIII estaba dedicado fundamentalmente para la corte real, utilizando muchos de los elementos operísticos de su tiempo, reunía diversos instrumentos y voces como en este caso. Pudimos notar el carácter mucho más cercano a la vida cortesana que a la espiritual de la obra, que fue ejecutada con un estilo impecable, por una agrupación mayormente femenina y cuyo acoplamiento fue por demás disfrutable.
También interpretaron tres Lecciones de tinieblas para el miércoles santo de François Couperin (1668-1733), intercaladas con tres obras de Marc-Antoine Charpentier (1643-1704) todas referentes a la semana santa pero con una personalidad completamente distinta de las manifestaciones barrocas de otros lugares del planeta. Obras que nos dejan ver la personalidad autónoma y el carácter propio de lo que será una larga escuela francesa de canto y composición y que disfrutaremos hasta las obras de nuestro siglo.
La agrupación dirigida desde el órgano por Cholé de Guillebon, acompañó a dos sopranos Lily Aimonino y Gwendoline Blondeel, excelente intérpretes con voces especialmente entrenadas en este repertorio. Un concierto que nos dejó un ambiente único, pero sobre todo nos recordó el mundo de los Luises y la vida cortesana francesa.
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